… Porque aunque mi autodeterminación me indica lo oportuno e inoportuno de quererte, no importa y colapsa. Debido a la impotencia de lo racional en este ámbito, pues yo no elegí fui elegido.
Y esta pasión surge sin control, causándome padecimiento.
Oh, ojalá pudiera controlarla y aceptar que nunca será más de lo que ya es, espectral.
Y puede que mi voluntad se haya roto, tal vez fui capaz de sobrellevar aquello que no se puede sobrepasar, pero estoy agotado, en materia y en alma, o conciencia.
Ya no puedo escapar de esa idea sobre aquello externo a mí que me tomó.
Oh, aquel pegamento inmaterial que con furioso coraje te impones ante el odio y la discordia.
Perderás… todo perecerá, como yo, como yo perdí.